martes, 21 de julio de 2020

Empleo digno y sanidad pública: cómo lograrlos

 

¿Es viable una economía con el 73% de empleo informal?

Lo pregunta un post en Facebook de un comunicador peruano; y es la gran cuestión, en relación a la incapacidad de la cuarentena, de detener el COVID 19. La mayoría de la población, con empleo informal,  no tuvo la capacidad de respetar la cuarentena, porque no tenía medios de vida, y debieron salir a la calle, echando por la borda el distanciamiento social y ayudando a la expansión de la pandemia.

Pero esta situación no es mala sólo por la pandemia: lo ha sido siempre; solo que ahora se ve más claramente el mal en una condición extrema. Migración forzosa, subalimentación, marginalismo social y delictivo, son otras consecuencias de una situación causada por la masiva desinversión en los últimos 50 años, de la que hemos hablado.  La consecuente ausencia de un sistema sanitario básico hizo el resto.

¿Porque nuestros países han aceptado esta situación? Una población sometida la miedo creciente por la crisis económica y de seguridad (subversión) ha ido cediendo su opinión y sus derechos, confundida  además por los birlibirloques de los magos del libre mercado, como Hernando de Soto, auspiciadores de la política de austeridad y de su  dizque alternativa para los desempleados, la economía informal” o el “autoempleo”, “emprendedorismo”; a la vez que la “apertura comercial” promovía el cierre masivo de industrias livianas locales y la “austeridad” provocaba el cierre o reducción de industrias pesadas públicas.  

Aunado a la propaganda por la “economía de servicios”, que, unido al autoempleo, aunque podrían representar aportes marginales, no son ninguna alternativa a la industrialización pesada, como lo entiende tan bien Corea del Sur y China. La industrialización clásica de Estados Unidos y Europa sigue siendo un paradigma crucial.

Una economía basada en generación eléctrica masiva, siderúrgia (acero), metalmecánica, industria química básica y un sistema ferroviario en todo el territorio, que Santiago Antúnez de Mayolo y algunos  gobernantes antes de los años 70 promovían, es posible.

La formación de empresas modernas  de capital básicamente nacional es una necesidad impostergable, para lo cual se necesita por supuesto una planificación dirigista de un gobierno patriótico, con la cooperación indudable del sector privado, para una construcción económica – más que una recuperación -- plena en nuestros países, conforme a las posibilidades que franquea la iniciativa de Una Franja Una Ruta. 

16.07.2020

 

 


2 comentarios:

  1. ESTA SITUACIÓN NO ES PÉSIMA Y TRÁGICA, POR LA PANDEMIA. ES DRAMÁTICA Y HASTA LETAL POR LAS CARENCIAS ESTRUCTURALES DE SIEMPRE, NO SÓLO EN SALUD SINO EN TODOS LOS SERVICIOS O DERECHOS BÁSICOS FUNDAMENTALES. Y SUMADO A ESTO, LAS OTRAS PANDEMIAS, TAMBIÉN LETALES, CORRUPCIÓN, BUROCRACIA INSENSIBLE, IMPROVISACIÓN, INEPTITUD Y DEMÁS MALES DE UN SISTEMA QUE PRIVILEGIA EL MERCADO, LA ECONOMÍA, NEGOCIOS. Y QUE LA VIDA Y LA SALUD SON LUCRATIVOS NEGOCIOS. LA SOLUCIÓN ES UN NUEVO CONTRATO SOCIAL QUE SIGUIENDO LOS POSTULADOS LAURICHISTAS, PRIVILEGIE LA VIDA EN TANTO HECHURA A IMAGEN DEL CREADOR. CUANDO LA ECONOMÍA, MERCADO, CIENCIA SE PONGAN AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD, VIVIREMOS UN MUNDO FELIZ.

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  2. Estoy de acuerdo, si es posible crear un sistema de pleno empleo, motorizando la economía con la energía y la siderurgia. Para ello, se debe proscribir el control de la "austeridad" sobre el presupuesto publico, y generar crédito productivo nuevo usando la capacidad soberana del Estado de emitir dinero como un sistema de crédito productivo.Una verdadera economía cristiana, como propone LaRouche.

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