Presenciamos grandes cambios políticos y económicos, en un contexto en el
cual el Mundo también se encuentra en el umbral de una confrontación nuclear
global, que sin embargo puede evitarse. Surge una nueva potencia global
industrial, la China, ocupando el lugar de los Estados Unidos y antes
Inglaterra, pero en un contexto bastante diferente en términos de poder. Es
decir, que China está formando una extensa red de alianzas con los países del
así llamado sur global, a través del mecanismo de los BRICS (Brasil – Rusia –
India – China – Sudáfrica), y los BRICS Plus. Paralelamente, vemos el
progresivo final del dólar como moneda de cambio mundial, en la medida que un
gran grupo de países, como el BRICS plus, están haciendo acuerdos para
comerciar en su propia moneda, eludiendo asímismo el sistema de pagos internacionales
dominado por el bloque del Atlántico, conocido por las siglas SWIFT.
Por el otro lado, la OTAN Global ha iniciado en Ucrania una confrontación
abierta con Rusia, que no puede ganar, pero que sin embargo nos acerca día a
día a una debacle nuclear, con el falaz cálculo que Rusia no será capaz de
lanzar una respuesta nuclear. LA OTAN tiende asimismo otro escenario de guerra
en el Mar de China. Paralelamente a ello, y en total relación, está el desarrollo
de la crisis financiera internacional, centrado en las economías del Atlántico,
completamente financiarizadas, y que ha creado una burbuja especulativa
de al menos 3 mil billones de dólares, que ha sumido en la recesión a las
principales naciones de la OCDE.
Quién escribe, un economista con más de 30 años analizando del contexto
nacional e internacional, solo encuentra una referencia anticipada a la
situación actual en los textos del economista norteamericano Lyndon LaRouche, y
el Instituto Schiller,
a quienes hemos citado en repetidas ocasiones en este blog. Es memorable entre
los cientos de escritos de LaRouche, aquel titulado “Sobre
una canasta de bienes tangible: Comercio sin monedas”. Allí LaRouche
anticipa la situación de hoy, previsible
a partir de los hechos de 1971, cuando Nixon termina unilateralmente con la
base de los acuerdos monetarios internacionales de Bretton Woods, al desacoplar
el dólar de la reserva de oro, y posibilitar la consiguiente especulación
financiera, primero con las naciones más pobres, excolonias, y posteriormente, a
partir de la terminación en el 2000 de la legislación contra la especulación
bancaria Glass Steagall, con la cual la financiarización se adueña de las
naciones centrales, empezando por los Estados Unidos. Era comprensible, enfatizaba
LaRouche, que el fin definitivo del dólar como moneda de cambio global era una
cuestión de tiempo, y que debía ser reemplazado por una serie de acuerdos
comerciales internacionales entre las principales naciones desarrolladas y en
desarrollo, reemplazando un dólar especulativo y con cada vez menos respaldo
productivo físico, por acuerdos comerciales en base a una divisa convencional
ha crear. En los años 70, cuando el Perú atravesaba la terrible angustia del
déficit comercial y la consecuente incapacidad de proveerse de insumos vitales
importados, situación repetida en todos los países de la región, tomó interés
el llamado comercio compensado, por el cual se trataba de
requerir los escasísimos dólares norteamericanos al mínimo, y solamente para
liquidar alguna diferencia de saldos.
Hoy, Rusia y China están haciendo acuerdos para excluir el dólar de sus grandes
intercambios comerciales, y lo mismo ocurre con muchos de sus socios en Eurasia
Y África. Asimismo, tanto Brasil como Argentina, a pesar de las groseras
presiones geopolíticas de los países del Atlántico, han hecho acuerdos de
Comercio con China para utilizar el yuan (rimminbi) como moneda de cambio, colocando
también a dicha divisa china como una moneda central para las reservas
internacionales. La presidencia de Lula Da Silva en Brasil, un convencido de
Una Franja, Una Ruta, es un signo del apoyo de Sudamérica a estos propósitos.
¿Se trata de formar un orden multipolar reemplazando al anterior unipolar?
¿No sería mucho mejor hacer un enfoque para un nuevo orden económico y de
seguridad mundial con la idea de una nueva Comunidad de principios global?
La segunda opción es posible, y es materia de los 10 Principios formulados
por el Instituto Schiller y Helga Zepp, (ver
análisis al respecto) que enfocan el tremendo éxito de los nuevos foros de
cooperación como la Unión Económica Euroasiática (UEEA), la Organización de
Cooperación de Shanghai (OCS) y el BRICS-Plus, entre otros, qué, alrededor de
la gran iniciativa desarrollista China de Una
Franja Una Ruta, están realizando avances en la economía física, la
integración cultural y el comercio, masivos e impensados en buena parte del Sur
Global. Esta estrategia de ganar ganar, recuerda la mejor tradición del Tratado
de Westfalia, que pudo terminar en la Europa del siglo XVII muchas décadas de
guerra y expoliación entre los pueblos.
Evitemos la guerra termonuclear y creemos una comunidad humana con paz y
seguridad.
Manuel Hidalgo
Tupia
10.5.23