El Perú debe retomar el esfuerzo de
crear la Infraestructura científica y tecnológica que, planteado modernamente
desde la década de 1860, fue cancelado por la infausta guerra geopolítica del
Pacifico (1879 – 1883). Los posteriores intentos de relanzar esta
infraestructura fracasaron, tanto por el contexto externo hostil, como por la
desorientación ideológica y los intereses creados. En las décadas de 1860 y 1870, el proyecto nacional
republicano de los Presidentes José Balta (1868 -72) y Manuel Pardo (1872 –
1876), ambos asesinados, inició la implantación de las instituciones científicas,
tecnológicas y educativas, unidas al proyecto de los ferrocarriles bioceánicos,
con la creación del Cuerpo de Ingenieros para lanzar la construcción de los
ferrocarriles peruanos, y posteriormente, la reforma de la Universidad de San
Marcos, la creación de la Escuela de ingenieros, de la Escuela de Agricultura,
la Escuela de Minas, y la primera Ley de Instrucción Pública.
Este primer esfuerzo dió lugar al
sistema de la educación superior pública actual (San Marcos, Universidad de Ingeniería,
Universidad Agraria, y todo el sistema nacional), que, pese a la crisis de la cual
está saliendo progresivamente, constituye el alma de la infraestructura científica
y tecnología que el Perú necesita, junto con los ahora lánguidos Institutos públicos
de investigación, adscritos a los ministerios o autónomos, como el Instituto
Peruano de Energía Nuclear (IPEN), la Comisión Nacional de Investigación
Aeroespacial (CONIDA), del Instituto de Investigación
de la Amazonía Peruana (IIAP), del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), del
Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), del Instituto Nacional de
Salud (INS), y muchos otros, coordinados en un Sistema por el ente
rector, el Consejo
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).
Pero lo cierto es que, si los países desarrollados, de la OCDE,
como referencia, (ver Gestión)
aplican el 2.4% en investigación científica y desarrollo tecnológico, y el
promedio en América Latina es de 1.75%, en el Perú llega sólo a …. ¡0.12% del
PBI! Es decir, una veinteava parte de la proporción que asignan los países desarrollados.
Junto a ello, la ausencia de una política industrial y un planeamiento estratégico
del Estado, impide articular los esfuerzos con la empresa privada.
Pero, siendo el diagnóstico tan preciso, sabemos lo que tenemos
que hacer. ¡Manos a la obra!
11 de Junio de 2017
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