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lunes, 5 de abril de 2021

A 152 años del ferrocarril interoceánico en Estados Unidos

La foto histórica de la unión de los dos tramos del ferrocarril interoceánico Atlántico - Pacifico en 1869, en los Estados Unidos, marca un hito en el desarrollo de la gran potencia económica de los últimos 150 años.

El Ferrocarril del Pacifico, obra tanto de ingeniería como de estadismo, fué el fruto de la gran tradición del sistema americano de economía que renovara el gran presidente Abraham Lincoln y que continuó después de su asesinato (1865). Fué Lincoln quien, en 1862 y después en 1864, promovió las Pacific Rail Road Acts, leyes que facilitaron el apoyo gubernamental para completarlo

La perspectiva continental interoceánica de los Estados Unidos era visible ya desde la Guerra de la Independencia y durante la construcción del estado republicano unionista, desde el primer gobierno de Washington desde 1790. La perspectiva de la construcción de la infraestructura de transportes como medio para crear lo que hoy llamamos corredores de desarrollo la desarrollaron Alexander Hamilton, Gouverneur Morris, John Jay, Rufus King, Robert Livingston, DeWitt Clinton y toda una saga de líderes que, después del asesinato de Hamilton, y pese al grave poder de la eslavocracia sudista, construyeron los corredores de desarrollo fluviales fluviales con el Canal de Erie y el interconectado Canal Ohio – Erie, dando al sistema a los Grandes Lagos y los ríos  Missouri – Ohio – Arkansas – Mississippi salida al puerto de Nueva York, uniendo las economías del norte “yanqui” en un solo sistema que facilitó la rápida industrialización, vital para la conservación de la Unión Americana. Entretanto, desde inicios de los años 1830, iniciativas aisladas empezaron la construcción de ferrocarriles locales que tenderían con los años a constituir sistemas integrados y continentales. Con el establecimiento del estado anti esclavista de California (1850), se reafirman los planes ferroviarios Atlántico – Pacífico. 

Aunque la esclavocracia reprimió a la corriente federalista de Hamilton la idea del auspicio gubernamental de las “mejoras internas e innovaciones” a través de la infraestructura y promoción de la ciencia ya había calado en la mentalidad norteamericana. Economistas “whig” como Mathew y Henry Carey y líderes políticos como John Quincy Adams, 5 décadas después, intervienen junto a Lincoln en la terrible disyuntiva de enfrentar la secesión en 1861, financiando el esfuerzo de guerra, productivo y de infraestructura con el recurso del derecho del gobierno a la emisión monetaria emitiendo los billetes llamados greenbacks para ello.

Lincoln consolida al partido Republicano, como heredero de los movimientos federalista y whig, con una raigambre patriótica unionista y desarrollista. Los gobiernos republicanos posteriores a Lincoln promueven su proyecto ferroviario. Desde el fin de la Guerra de Secesión, y aplicando las políticas desarrollistas y proteccionistas del sistema americano de Hamilton, el economista alemán Federico List y Henry Carey, Estados Unidos inicia una exorbitante industrialización, epitomizada en la gran Exposición Universal de 1879.

Entretanto, en el Sur de América, la conexión bioceánica Atlántico – Pacifico, propuesta 1860 por el líder peruano y después presidente Manuel Prado, se inicia en 1869 pero nunca se pudo culminar en toda su extensión, al igual que otras iniciativas.  En el actual contexto de la Nueva Ruta de la Seda de China, el proyecto Ferroviario bioceánico Atlántico – Pacifico Brasil Perú se yergue como una imponente promesa a las generaciones futuras.

Que así sea.

02/04/21

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