El Ferrocarril del Pacifico, obra tanto de ingeniería como de estadismo,
fué el fruto de la gran tradición del sistema americano de economía que
renovara el gran presidente Abraham Lincoln y que continuó después de su
asesinato (1865). Fué Lincoln quien, en 1862 y después en 1864, promovió las Pacific
Rail Road Acts, leyes que facilitaron el apoyo gubernamental para completarlo
La perspectiva continental interoceánica de los Estados Unidos era visible
ya desde la Guerra de la Independencia y durante la construcción del estado
republicano unionista, desde el primer gobierno de Washington desde 1790. La
perspectiva de la construcción de la infraestructura de transportes como medio
para crear lo que hoy llamamos corredores de desarrollo la desarrollaron Alexander
Hamilton, Gouverneur Morris, John Jay, Rufus King, Robert Livingston,
DeWitt Clinton y toda una saga de líderes que, después del asesinato de
Hamilton, y pese al grave poder de la eslavocracia sudista, construyeron los
corredores de desarrollo fluviales fluviales con el Canal de Erie y el interconectado
Canal Ohio – Erie, dando al sistema a los Grandes Lagos y los ríos Missouri – Ohio – Arkansas – Mississippi salida
al puerto de Nueva York, uniendo las economías del norte “yanqui” en un solo
sistema que facilitó la rápida industrialización, vital para la conservación de
la Unión Americana. Entretanto, desde inicios de los años 1830, iniciativas
aisladas empezaron la construcción de ferrocarriles locales que tenderían con
los años a constituir sistemas integrados y continentales. Con el
establecimiento del estado anti esclavista de California (1850), se reafirman
los planes ferroviarios Atlántico – Pacífico.
Aunque la esclavocracia reprimió a la corriente federalista de Hamilton la
idea del auspicio gubernamental de las “mejoras internas e innovaciones” a
través de la infraestructura y promoción de la ciencia ya había calado en la
mentalidad norteamericana. Economistas “whig” como Mathew y Henry Carey y
líderes políticos como John Quincy Adams, 5 décadas después, intervienen junto
a Lincoln en la terrible disyuntiva de enfrentar la secesión en 1861, financiando
el esfuerzo de guerra, productivo y de infraestructura con el recurso del
derecho del gobierno a la emisión monetaria emitiendo los billetes llamados greenbacks
para ello.
Lincoln consolida al partido Republicano, como heredero de los movimientos
federalista y whig, con una raigambre patriótica unionista y desarrollista. Los
gobiernos republicanos posteriores a Lincoln promueven su proyecto ferroviario.
Desde el fin de la Guerra de Secesión, y aplicando las políticas desarrollistas
y proteccionistas del sistema americano de Hamilton, el economista alemán
Federico List y Henry Carey, Estados Unidos inicia una exorbitante
industrialización, epitomizada en la gran Exposición Universal de 1879.
Que así sea.
02/04/21
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