Por: Manuel Hidalgo. América Latina vive hoy el predicamento y las consecuencias de la guerra económica de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y sus potenciales aliados, Como China, India, y demás países euroasiáticos.
El alza de los precios del petróleo, de los alimentos, de
los fertilizantes, amenazan con desatar procesos hiperinflacionarios en todo el
mundo, y la región lo sufre ya. Así mismo, los flujos comerciales están siendo
amenazados, con riesgos inminentes de desabastecimiento masivo, es decir
hambrunas, en la mayoría de los países.
Quizá más grave que el conflicto mismo, es la consecuente
guerra total económica lanzada por Estados Unidos y sus aliados contra un
creciente bloque euro asiático, significado por Rusia, China e India, que
representa una gran parte de la población, el comercio, y los recursos del
mundo. Esta guerra económica tiene un efecto boomerang, es decir, ya ha
comenzado a golpear a los Estados Unidos y la Unión Europea, con grandes incrementos
en los precios de los productos más esenciales, como lo es por ejemplo la
energía.
Pero cada gran riesgo, entraña también una gran posibilidad.
Porque estamos ante un desplome, en fase acelerada, del orden mundial unipolar,
significado por el dominio del dólar de Londres sobre el comercio y las
finanzas internacionales. Las medidas de defensa de Rusia y sus aliados a las
sanciones de EEUU apuntan en contra del dólar y su poder como moneda de
intercambio internacional, característica que ha sido utilizada por los Estados
Unidos en los últimos 75 años, como un instrumento de su poderío económico.
Pero, cuando ese poder se usa arbitrariamente para imponer sanciones a los
oponentes reales o potenciales, la mitad del mundo deseará eximirse de ese
garrote erigiendo una nueva moneda de cambio internacional, cómo lo están
haciendo bilateralmente a pasos acelerados China y Rusia.
Además, cómo lo propone Serguei Glasiev, Ministro de
asuntos euroasiáticos de Rusia, junto a ello la provisión de crédito interno en
moneda nacional dirigido a promover el mercado interno, al estilo del Banco
Nacional de Alexander Hamilton y de los greenback de Abraham Lincoln. Y este modelo
se puede replicar en todo el mundo, debilitando el control financiero del dólar
de Londres.
¿Y para América Latina? ¡¡Oh feliz culpa!! Nuestros
países languidecieron horriblemente bajo el yugo del sistema del dólar, y en
especial desde 1973, como lo previo solitariamente el preclaro economista norteamericano Lyndon LaRouche, cuando el establishment angloamericano decidió cortar la financiación al
desarrollo de los países del Sur con el desacoplamiento del dólar y el oro, la
crisis de las tasas de interés que dispararon la deuda del Sur, y la horrible
crisis del petróleo, hechos que dejaron sin ninguna posibilidad de desarrollo a
nuestros países.
Las 3 décadas horribles, desde los 70’ hasta los 90’, de
guerra, tiranías, hiperinflación, hambruna, terrorismo y narcotráfico, décadas
perdidas para toda la región, solo fueron superadas con el incremento del
comercio internacional, debido no a las reformas librecambistas promovidas por
Estados Unidos y las Naciones Unidas, sino por la fabulosa locomotora China, y
en especial desde 2013 cuando Ji Xin Pin lanza la iniciativa de Una Franja Una Ruta.
En realidad, como lo ha señalado siempre Helga Zepp
LaRouche y el Instituto Schiller, cuyos informes usted debe conocer (ver el enlace), la mejor
alternativa para los Estados Unidos y Europa, sería unirse ellos mismos a la
iniciativa de Una Franja Una Ruta, abandonar su guerra geopolítica y económica
contra Eurasia, y establecer conjuntamente con Rusia India y China, y todos los
países, Una Nueva Arquitectura Económica y de Seguridad para el mundo.
18/04/22