La mayoría de los
procesos de infraestructura grandes recientes están bajo PROINVERSION, es
decir, bajo concesión a la empresa privada, que financia la mayor parte de la
infraestructura y obtiene el control de la infraestructura por un lapso de 30
años o más.
Si esto fuera una
inversión complementaria a otra inversión financiada enteramente por el Estado,
estaría muy bien, como una ayuda y ampliación de la inversión.
Pero, la inversión
pública disminuye porcentualmente… El 76% del presupuesto público se va en
gasto corriente (pago de salarios, por ejemplo), gastos financieros,
previsionales y otros, y sólo el 24% en gasto de inversión, un gasto atomizado
e ineficiente, destinado sólo parcialmente a la gran infraestructura
que necesita el Perú. Entretanto, se acumula más brecha en infraestructura en el Perú en el orden de 280,00 millones de dólares.
El problema no es
que el sector privado intervenga, !Bienvenido sea! El problema es que el Estado
retroceda, y abdique de su responsabilidad constitucional de promover el
desarrollo.
¿A qué se debe este
retroceso? Al fundamentalismo presupuestal, un rezago de las políticas de
austeridad del FMI y el Banco Mundial, que ha quedado como una política establecida.
Además, la ineficiencia del gasto se suma al problema, dándose que parte del ya
exiguo presupuesto…¡nunca se ejecuta!
Además del
presupuesto, el Estado le puede pedir prestado a los propios peruanos,
emitiendo deuda pública interna denominada en soles. Ahora esto se hace solo
para regulación monetaria, o para financiar el pago del servicio de la deuda, y muy poco para obras. Esto, emisión de bonos del Estado
en soles para financiar infraestructura exclusivamente, movería el alicaído
mercado de valores peruano.
Como dijo Krugman,
citando la política de Hamilton, debemos superar el temor a una deuda bien
fundada y ordenada. Proyectos como la Ferrovía Transcontinental Brasil – Perú devolverán
al Perú mucho mas de los US$ 10,000 millones que costaría, y que aportaría
China, pero que sería mejor con un aporte financiero peruano y una conducción de
la entidad administradora en manos peruanas, con participación de los chinos.
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