China Three Gorges Corporation,
empresa china ligada al mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, la Presa de
las Tres Gargantas (ver imagen), estaría ofertando por la nueva Central Hidroeléctrica
Chaglla, de propiedad de la cuestionada empresa brasileña Odebrecht, según un cable
de Bloomberg que reproduce hoy Gestión.
La operación importaría US$ 1,000 millones, y la empresa china compró ya recientemente plantas
en Brasil por US$ 1,200 millones. No es
la única operacion de la eléctrica china en el Perú, pues es el caso del proyecto de San
Gabán III, en cuya construcción está interesada la misma Three Gorges Corp.
y otra hidroeléctrica portuguesa, con el financiamiento del China Development
Bank, que ha ofrecido tambien estudiar otros proyectos del mismo tipo. Además, una
subsidiaria de la constructora y ferroviaria china CREEC, está en el estudio
para construir la Central hidroeléctrica de Pucará
. Chaglla es la tercera hidroeléctrica
peruana por capacidad, con 456 Mw.
En noviembre de 2017, en
la visita oficial de Ji Xinping al Perú, se firmó un memorándum de
entendimiento por las cual las eléctricas chinas estudiarían la factibilidad de
varios proyectos hidroeléctricos en el Perú. Esto se une a inversiones mineras,
petroleras, gasíferas y de infraestructura masivas de las empresas chinas, centradas
en el desarrollo de la minería de cobre y hierro, en operaciones ampliadas que
demandan infraestructura que el Perú no tiene. El potencial, además, es la exportación de energía,
siendo el Perú el país de mayor potencial hidroeléctrico de la región. Solo en el río Marañón, como ejemplo, hay un potencial hidroeléctrico formidable,
y ya fue objeto de un acuerdo peruano brasileño para su desarrollo, hasta que
el proyecto se paralizó por una serie de errores y cuestionamientos ecologistas,
como fue el caso asimismo de la Central Hidroeléctrica de Inambari. En Ecuador,
las empresas chinas han financiado y construido 8 centrales hidroeléctrica. Perú
cuenta con el Sistema de Interconexión Eléctrica Nacional, que permite dotar de
energía eléctrica a todos los confines del país, en especial, atendiendo a las
minas, y abre la posibilidad de la exportación de energía.
Hay un pequeño tropiezo: y es que
los intereses financieros que construyeron centrales a combustible fósil en la
década oscura de 1990, afirman que nuevos proyectos desplomarán el precio de la
energía en el “mercado libre” que se constituyó a fin de garantizarles ingresos
en dicha década.
18 de Julio de 2017
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