Por Manuel Hidalgo
Como ya lo señaló este blog, en un post titulado “Los candados
antidesarrollo de la Constitución de 1993”, la reforma del ultraliberal capítulo
económico de la Constitución es necesaria, pero no a costa de sacrificar el
carácter unitario y la seguridad de la República peruana, como algunos grupos
radicales plantean hoy.
En efecto, algunas de las reformas planteadas
por la izquierda radical apuntan contra la estructura misma del régimen
democrático republicano anticolonialista, establecidos más clásicamente por
Alexander Hamilton, James Madison y John Jay y recogidos fundamentalmente en la
Constitución norteamericana de 1776 y las consecuentes enmiendas; como son el equilibrio
y la independencia de los poderes.
Y, algo muy típico de la Constitución histórica
peruana: su carácter de República unitaria. A diferencia los Estados
Unidos, Perú por sus antecedentes históricos del Imperio Incaico y el
Virreynato, jamás fue una federación de entes estatales independientes, por lo
cual el “federalismo” fue casi siempre bandera de fugaces y antihistóricos separatismos.
Para discutir con serenidad los cambios al
capítulo económico, el momento de una crisis profunda, producto del
confinamiento por el COVID-19, la corrupción, la recesión y una agitación canibalista
de ultraizquierda y ultraderecha, no es apropiado.
1. Es por ejemplo inaceptable sustituir el concepto de nacionalidad por un multietnicismo territorialista sintético. Esto sería el fin de la acción estatal en la promoción del desarrollo (al que se opone frontalmente la ultra derecha), casi el único elemento que ha permitido la sobrevivencia de la democracia peruana. Destruyendo el poder del Estado nacional unitario soberano y republicano es la mayor garantía de la destrucción de la República peruana, preténdanlo la ultra izquierda o la ultraderecha, que en esto coinciden a plenitud. La ultraizquierda de tanto “radicalizarse”, llega al mismo punto que la ultraderecha globalista: el fin de la república.
2. Otro enfoque muy peligroso es el ambientalismo radical, que está paralizando, gracias a una gran red de oenegés, los últimos proyectos de infraestructura del Perú, con gran alivio de los grandes poderes multinacionales, con el argumento primero de la biodiversidad, ahora del calentamiento global, de conformidad con las ideas del Gran Reseteo propuestos por la oligarquía mundial en Davos, Suiza. Estas políticas prácticas se acelerarán si son reforzadas con cambios constitucionales en ese sentido.
3. Este enfoque ambientalista coordina muy bien con las políticas maltusianas, a través de las llamadas políticas de género, que intentan socavar el necesario crecimiento demográfico de los países, requisito para el desarrollo.
4. Otra “propuesta” afin a la izquierda y también a la ultraderecha anarcocapitalista, es legalizar las drogas, con apoyo de las fundaciones globalistas financiadas por George Soros y otros a nivel internacional incluyendo al Perú. El sembrío de la coca es el competidor frontal y excluyente al desarrollo de nuestros países, y fuente de inseguridad y despoblación galopante.
En síntesis, no necesitamos destruir la República
unitaria para cambiar el capítulo económico de nuestra la constitución. ¿Usted
que opina, compatriota?
1 de mayo de 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario