Manuel Hidalgo
Al menos, en los últimos 60 años, hablar de “parques industriales” en
América Latina, se relaciona con el esfuerzo de promoción de la
industrialización. Casi como sinónimos
se habla de “zonas francas industriales”, “zonas francas comerciales”, “zonas
francas de exportación”, “zonas de tratamiento especial”, lo cual va mostrando
una degradación del entendimiento de los modelos iniciales.
Clásicamente, los parques industriales son la conjugación de
infraestructura de transportes, hidraúlica y energética, habilitación urbana,
subsidios y facilidades fiscales, arancelarias y aduaneras, acceso a insumos
clave y formación de capital humano mediante la provisión de innovación
tecnológica, todo bajo la promoción del Estado, para favorecer la instalación
en el país de industrias nuevas de exportación y de calidad mundial. Conviven
con el concepto de “corredores de desarrollo”, pero en un contexto más contemporáneo,
en el cual, el papel más central de las burguesías nacionales, como fue el caso
de los países metropolitanos de Europa y los Estados Unidos en el siglo XVIII y
XIX, era imposible en países recientemente descolonizados, por la presencia de
los países centrales industrializados en el comercio mundial.
La industrialización no podía ser espontánea, las fuerzas externas eran
extraordinariamente poderosas y contrarias a ella en los países satélites en la
posguerra. El papel del Estado, es y fué primordial representando una voluntad de la
sociedad, señalando un sacrificio colectivo, expresado en exoneraciones
tributarias y arancelarias, gasto público en infraestructura, educación e
innovación científica, salarios restringidos, reducción en la disposición de
divisas, crédito con garantía estatal, etc. Y los parques industriales
concentraban estos elementos.
El ejemplo de Corea del Sur fué el más significativo y de mayores resultados, iniciado en 1962 con los Parques
Industriales de Ulsan (Petroquímica), Guro (exportación de manufactura textil y
confeccionista), Pohang (hierro), Kumi
(electrónica), y Changwon (Maquinaria). Hoy, son cerca a 1000 parques
industriales en Corea, orientados inicialmente al acero, el carbón, los
fármacos, construcción de maquinaria y construcción naval, destacando la
construcción en 1970 de la Siderúrgica de Pusan (Pohang). Desde los años 80,
cuando Den Ziao Ping asume el poder y toma su primera medida, fué China la
principal implementadora de estos parques, llamados Zonas de Desarrollo, como,
por ejemplo, el de Jintan (Changzhou).
Lamentablemente, el modelo llegó distorsionado a América Latina, y mas ante el
repliegue total del Estado promotor y de la financiación del desarrollo con el
crédito público, por parte de derecha e izquierda. Se convirtió en un elemento mas de la apertura comercial.
Hoy es sinónimo de “emprendimiento inmobiliario”, con “parques” que no
tienen los atributos de los modelos coreano y chino, ni de los
anteriores. También es sinónimo de “libre importación” y maquila. Aunque
abundan proyectos de ley en todos nuestros países, lo que falta es el propósito
real de industrialización y los medios correspondientes.
si queremos hablar de desarrollo, tenemos que invertir en proyectos industriales .
ResponderEliminarEn efecto. Lo contrario es una ilusion.
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