Cuando en 2018, al anunciar los
avances del Corredor
Ferroviario Bioceánico Central Brasil – Bolivia – Perú, el presidente
boliviano Evo Morales comparó este como “el Nuevo Qapac Ñam” de Sudamérica,
quizás muchos no tenían las referencias para entender la comparación.
También conocido como el “Camino
de la Sierra” durante el virreinato, recorría como un alma de hierro toda la
extensión de Tawantinsuyo, desde la zona andina de Colombia, atravesando los
actuales Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, el Qapac Ñan fué la base de
las rutas comerciales internas que ya a
fines del siglo XVII, le daban una gran autonomía a las economías de los
virreinatos del Perú, Santa Fé y posteriormente del Rio de la Plata. España,
por sus propias razones, no se opuso a la continuación del designio cultural
del Tawantinsuyo, incluyendo el poblamiento de la selva alta y la selva
amazónica, para conservar sus lejanas posesiones.
El núcleo central del comercio
por el “Camino de la Sierra” fueron los yacimientos de plata de Cerro de Pasco
(actual Perú), el mayor de Potosí (actual Bolivia), además del mineral de
mercurio de Huancavelica (Perú). Este comercio ocupaba casi todo el espacio
económico de las actuales naciones, y esta economía monetaria basada en la
plata movía a todas las regiones, con las diferencias del caso,
Sin embargo, la naturaleza
rentística de la monarquía española y la competencia hegemónica británica
terminaron por arruinar esta economía interna floreciente. Desde la década de
1740, previas y posteriores a las desastrosas reformas borbónicas, que
partieron en dos el Camino de la Sierra, y al desplome de la producción de
plata, los planes de invasión británicas se enfocaron el atacar el flanco oriental
(Atlántico) de Sudamérica, atacando Cartagena (actual Colombia) y Buenos Aires.
.Después del fracaso de las invasiones, con el Plan Maitland, la idea de la
geopolítica británica imbuida en buena parte del liderato independentista era
pasar al Pacífico y separar las naciones en unidades pequeñas, dándole la
estocada final al Camino de la Sierra.
Después de lo cuál y los procesos
de imperialismo comercial y de la deuda británicas, las poblaciones de la
sierra quedaron totalmente relegadas a la miseria, después de haber sido el
sector económico más dinámico en los siglos pasados.
La geopolítica británica vé
siempre como enemigo la formación de espacios económicos continentales,
prefiriendo naciones semi despobladas, dependientes del comercio marítimo británico con un perfil
campo o mina – puerto. Cuando las clases gobernantes se pliegan a este
concepto, décadas de exclusión en las naciones deben esperarse.
Esta es la batalla de fondo para
la construcción de los Corredores bioceánicos: completar el designio histórico
de nuestras antiguas civilizaciones, para extender la vida y el bienestar por
el Continente.
27.3.19