Desde hace cuatro años, se anunció a nivel del Ejecutivo la construcción de la nueva Carretera Central; esta necesidad se hace cada día más imperiosa; con largos bloqueos en la actual carretera, que causa millonarias pérdidas a los ciudadanos y a la economía en su conjunto. (ver post de este blog: 01 y 02). Se conocen algunos nuevos detalles del proyecto como que tendrá una longitud de 136 km, con cuatro carriles en ambos sentidos, 94 viaductos elevados y 57 túneles (10 de los cuales tendrá más de 3 km de largo). Además, se habilitarán 34 puentes nuevos, que permitirán el paso de más de 12000 vehículos, casi 3 veces el tránsito en estos días.
En dias pasados, el
gobierno reafirmó que el proyecto por 11,500 millones de soles se realizará
mediante un contrato de gobierno a gobierno con Francia, el cual asesorará e
incluso conducirá las obras a través de un Project Manager Office, oficina de
gestión de proyectos.
La nueva carretera permitirá unir Lima y La Oroya (a media hora de
Huancayo), en solo 1 hora y media y no en las 6 horas y hasta mucho más cuando
hay embotellamientos y deslizamientos de cerros (huaycos), que toma hoy. Incluso,
los huaycos provocan cortes de días. Así mismo, hay otros proyectos para una
conexión ferroviaria entre Lima y Huarochirí, modernizando una parte de la ruta
del ahora subutilizado Ferrocarril Central. Para comparar: el Ferrocarril
Central histórico, con un trazado definido desde fines de XIX, toma 15 horas en
unir Lima y Huancayo
La actual carretera fue diseñada en 1920 e inaugurada en 1936, siendo su
trazo acorde a la tecnología de la época, para hoy demasiado ineficiente, con
sus 80 curvas cerradas. La ruta se
extiende así demasiado al intentar seguir la forma de los cerros, al ser rutas
trazadas únicamente sobre las laderas.
La dificultad más notable, además de la poca capacidad de gestión y la
inestabilidad del gobierno, es que la
obra está anunciada para inaugurarse recién el año 2031, previéndose un periodo
de construcción de 9 años. Esto no se debe a las condiciones técnicas, pues el mundo
tiene la tecnología para construir vías elevadas y túneles en forma muy rápida,
con las tuneladoras TBM, por ejemplo, como los cientos de vídeos sobre
construcción en China lo atestigua. El plazo excesivo se debe en primer lugar a
las limitaciones impuestas sobre el gasto público por los acuerdos con el Fondo
Monetario Internacional y su absurda “austeridad”; y en segundo lugar, a otros
aspectos de corte burocrático como el control de los contratos y la adquisición
de los derechos de paso en partes de la ruta.
Por supuesto que un nuevo ferrocarril sería mucho mejor. Sin embargo, será un espectáculo
deslumbrante para el ciudadano peruano ver vencer las distancias de una geografía
tan intrincada y difícil por medio de la mejor tecnología de diseño y
construcción que ahora posee la humanidad, superando así las limitaciones que
impone una geografía a la vez rica y hostil. Y dará asimismo una idea de lo que
es posible en nuestro país cuando se trabaja en forma planificada haciendo uso
de los avances de la humanidad en la superación de los graves problemas que
esta enfrenta. El efecto demostración hará que todas las regiones crean en y
quieran los proyectos de infraestructura como motores de desarrollo.
A la larga, la hora del optimismo puede llegar mas pronto de lo esperado.
27.8.22
Manuel Hidalgo