sábado, 31 de diciembre de 2016

Oportunidad histórica para el mundo ... Qué nos falta?

La actual coyuntura mundial es histórica, y está rebosante de oportunidades y riesgos. Por una parte, la economía transatlántica dominante sujeta a una crisis financiera sistémica por el desborde de los derivados financieros; y por otro lado, un alineamiento de las Naciones emergentes, conducidas por China y Rusia, y su magno programa de “Una Franja, una Ruta” de China, con su componente de la “Ruta de la Seda marítima”. Y entre ambos mundos, o la posibilidad de una cooperación para el desarrollo del tipo “ganar – ganar”, o un desencadenamiento bélico termonuclear desastroso.
En este contexto global, el Perú, una economía tan pequeña en el mundo, que no alcanza siquiera el 1% del intercambio mundial, tiene, sin embargo, un potencial muy significativo en la forma como Sudamérica, dentro de América Latina, puede integrarse a la Ruta de la Seda marítima, por su posición geoestratégica y su dinámica demográfica y cultural. Varios sectores nacionales, con todas las limitaciones que un país subdesarrollado puede tener, han avizorado este escenario hace varios quinquenios, jugando en forma peculiar la “carta china”, que nos ha permitido construir una “asociación estratégica integral” con el gigante asiático, que ha convertido a China en el principal mercado exportador para el Perú, y a las 170 empresas chinas presentes en el Perú como parte del primer país inversionista extranjero en el Perú. China representa con abrumadora ventaja el papel que pudo haber tenido los Estados Unidos para muestras naciones: un exportador de capital y tecnología desarrollista, ávido de socios para el progreso. Como se deducen de las palabras de los líderes empresariales peruanos, y se puede corroborar por las estadísticas económicas, estas compras e inversiones chinas han sido la diferencia que evita que el Perú caiga en las profundas crisis que tienen la mayoría de los países de la región, con más lazos con el quebrado eje trasatlántico.  
Como expreso el presidente chino Ji Xinping en su visita de Estado al Perú en noviembre pasado, China se ofrece como socio del Perú para su industrialización, y en adición, ofrece al Perú la financiación y la tecnología para la Ferrovía Transcontinental Brasil  Perú Atlántico – Pacifico, que inexplicablemente el presidente Pedro Pablo Kuczynski está postergando. Precisamente, como hemos reseñado en el blog, el gigantesco potencial desarrollista del Perú está lastrado por una pasividad pasmosa del Estado y los sectores “líderes” de opinión. Perú carece de una planificación estratégica nacional, incluyendo el aspecto industrial y científico, con nulo direccionamiento de la inversión en infraestructura, abandonada por el Estado a las concesiones, enajenamiento del proceso ahorro – inversión a un oligopolio bancario extranjero, y la renuencia del Estado a usar soberanamente el crédito publico para impulsar el desarrollo. ¿Consecuencias? La postergación de actividades vitales para el desarrollo nacional y el despegue de las empresas peruanas.
Esto es totalmente remediable, usando los conceptos probados de las economías exitosas, como dicta un recomendable estudio concienzudo de las Cuatro Leyes fundamentales que el economista norteamericano Lyndon LaRouche propone para su país y el mundo.
El fundamental filósofo y científico Godofredo Leibniz decía que este era el mejor de los mundos posibles, y su optimismo, basado en el principio de lo mejor, postulaba que lo óptimo posible tenía en sí la exigencia de su realización.

Seamos proactivos y optimistas, y ¡Feliz y próspero 2017!

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