Hace casi 150, el gran estadista
peruano Manuel Pardo y Lavalle propuso destinar las rentas del guano, no en
dispendios, sino en el desarrollo del país, en especial, el Ferrocarril
central (en la foto, junto con Pardo). En su artículo “Estudios sobre la Provincia de Jauja”, en La famosa “Revista
de Lima”, el después presidente del Perú explica, usando los ejemplos de
Estados Unidos y Francia el papel central de los ferrocarriles en lo que hoy identificáramos
como los corredores de desarrollo.
Junto a ello, Pardo propuso la extensión
de la educación básica a cargo del Estado, la reforma de la Universidad Mayor
de San Marcos, con las nuevas Facultades de Ciencias y Ciencias Políticas y Económicas,
y las Escuelas de Ingenieros y Agricultura. Además, la protección a la
industria manufacturera textil.
Pardo para ello, aplicó durante
su gobierno, el control del Estado de las exportaciones del guano, principal
recurso exportable de entonces, anulando el infame Contrato Dreyffuss, y que le
generó el odio perpetuo del capital británico y francés que dominaba hasta entonces
este comercio.
Posteriormente, cuando su
sucesor, Mariano Ignacio Prado, intentó reemplazar el declinante guano por el
salitre de las entonces provincias peruanas sureñas de Tarapacá y Arica, para
continuar el proyecto ferroviario detenido por falta de financiamiento, los
monopolistas británicos del salitre, como John North, movieron al imperio a
empujar a la oligarquía chilena hacia la guerra del Guano y del Salitre (1879 –
1883), desastrosa no solo para los derrotados Perú y Bolivia, sino para Sudamérica
en conjunto y para el propio “vencedor”,
Chile, que vive como consecuencia una secuela de guerras civiles y tensiones
fronterizas. Asi lo reseña, entre otros, el autor peruano Luis Vásquez Medina, en un reciente libro al respecto.
La guerra sepulta el proyecto
desarrollista peruano. Pero, la idea de muchos así llamados “populismos”
desarrollistas iberoamericanos, en décadas más recientes, como México,
Venezuela, Brasil, Bolivia, el propio Perú y Chile, intentaron convertir, casi sin
éxito, el petróleo, los alimentos o los minerales,
en desarrollo industrial.
Hoy en día, empresas como
Petrobras (Brasil), CODELCO (Chile), Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(Argentina), YPF (Bolivia), entre otros, sobrevivientes a la ola de
privatización promovida como doctrina por la Sociedad Mont Pelerin, siguen pugnado por redirigir la renta de
exportación.
Las empresas estratégicas publicas pueden servir hoy como "socios estratégicos" para la mejor atracción de la inversión nacional y extranjera. Las estrategias mas apropiadas están hoy a la mano, junto al formidable potencial de cooperación desarrollista internacional que abre la iniciativa de Una Franja, Una Ruta.
Vale
26.7.18
No hay comentarios:
Publicar un comentario