Por: Manuel Hidalgo
El arte tiene el atributo de mostrar las verdades en
forma aún más directa. Por ejemplo, la famosa serie La Casa de
Papel, ha logrado la identificación en todo el mundo de los cientos de
millones de ciudadanos directamente atrapados en
la financiarización; y en los cientos de millones más que
sienten que sus planes de vida son truncados de igual manera por esta
tendencia, impuesta en el mundo en su forma más moderna, en los
últimos 120 años.
Lo que el arte no puede hacer es proponer soluciones
directas, concretas: eso le corresponde a los estadistas, a
los políticos, y antecediendo a ellos, a los economistas.
Por ello, aunque en la famosa serie
televisiva no se puede mostrar héroes en toda la extensión de la
palabra. Sin embargo, en la vida real, hubo estadistas y
pensadores que pudieron concebir y realizar una sociedad dedicada a
cultivar el bien común de cada uno de sus conciudadanos, eludiendo la
formación una casta, qué, apropiándose de las finanzas de la
nación, pudieran aprovecharse del trabajo de los ciudadanos monopolizando
la actividad económica.
El primero de ellos es Alexander Hamilton, primer
secretario de Hacienda de los Estados Unidos, quien, cómo lo
hemos explicado tantas veces en este blog, ideó el Sistema Americano
de Economía Política; un Banco Nacional, que utiliza el Crédito
Público para promover la actividad productiva mejorada; la infraestructura
“mejoras del territorio” bajo responsabilidad del gobierno; la protección
a la industria y la agricultura nacional; y la promoción de las innovaciones
y los descubrimientos a través de sistemas educativos para todo el
pueblo. Después de Hamilton, le tocó a los economistas
Matthew y Henry Carey, mantener y alentar el sistema americano
de economía política, el cual volvió a aplicarse en los Estados Unidos
desde 1961, cuando el admirado presidente Abraham Lincoln retomó
el derecho del Estado a emitir moneda, escapando de los usureros
intereses de la banca internacional, emitiendo los famosos Greenback. Hasta
casi finalizar el siglo XIX, los Estados Unidos mantuvieron
la emisión monetaria al servicio del desarrollo económico, generando
en esos años el mayor milagro económico conocido en el mundo, solo
comparable a los logros que exhibe China en estos días.
Fué hasta 1901, en qué el último presidente de los
Estados Unidos veterano del grupo de Lincoln y Carey, William McKinley, fuera
asesinado, que los intereses financieros ligados a la City de
Londres, alrededor de J.P. Morgan, las bancas Baring y Rothschild, lograron,
alentando la especulación y con ello la amenaza de la crisis financiera, poner
los intereses financieros en la cúspide de las decisiones económicas, con
la creación de la Reserva Federal de los Estados Unidos, a partir de 1907.
Ese es el año en qué se origina lo que ahora
muchos llaman la financiarización: la colocación de los intereses de
los grandes grupos financieros del eje Wall Street-- City de Londres sobre el trabajo y el
bienestar de todos los ciudadanos, lo cual ha llevado al mundo al borde de
una crisis no solo financiera, sino también demográfica, humanitaria, y
política.
las recetas de Hamilton Lincoln Carey y McKinley, que fueron aplicadas por Franklin Delano Roosevelt para sacar a los Estados Unidos de la horrible recesión provocada por la primera financiarización, está disponible; y se resumen en las Cuatro Leyes Fundamentales para Salvar las Naciones, (ver también post) que ha propuesto el economista norteamericano Lyndon LaRouche.
27 de octubre de 2021