Los luctuosos hechos alrededor de
las protestas y posterior cancelación de
la licencia al proyecto minero cuprífero de Tía María (Southern Perú Cooper Co.),
en el Valle de Tambo, región Arequipa, han llenado de preocupación a la
comunidad nacional, y amenaza revertir el ambiente general de atracción de la
inversión extranjera. Eso, en un contexto de desaceleración económica.
La noticia es aún más inquietante,
al comprobarse la posición ambivalente del Ejecutivo presidido por Martín
Vizcarra, que inicialmente aprobó la licencia y pocos días después la revocó,
luego de la violenta protesta en el Valle del Tambo y en la ciudad de Arequipa,
la segunda ciudad en población del Perú.
A esto se unen otros hechos:
La inusitada violencia sucedida
en el distrito de El Alto, Región Piura, contra las instalaciones de la
petrolera China National Petroleum Company, luego que fracasaran las pláticas
de los pobladores con el gobierno, respecto a beneficios a los primeros.
La suspensión de la licencia en
parte de las concesiones del yacimiento de litio de Falchani, a la empresa
canadiense Plateau Energy;
Las dificultades que enfrenta el
proyecto de hierro de Pampa del Pongo, a cargo de la minera china Jin Zhao
Mining, por la ausencia de regulación sobre el uso de las tierras adyacentes al
proyecto,
La descalificación por parte de
PROINVERSION (¿ANTIINVERSION deberíamos decir?) de la única postora para el
proyecto del Tren de Cercanía Lima – Ica, la ferroviaria china China
Railways , la segunda empresa del mundo en su ramo, lo que implica la
postergación del proyecto,
Entre otros.
Los gremios empresariales
aseguran que, en el caso de Tía María, existe una red de ONGs ambientalistas y
anticapitalistas azuzando la violencia, incluyendo sectores politizados.
Pero, también parece cierto que
la población no está sintiendo ningún beneficio directo de la floreciente
actividad minera, que genera muy poco empleo, debido a las políticas
antiindustralistas implantadas con énfasis desde 1990, sin interrupción.
Y es que, solo la industria puede
cerrar la ecuación armónica con la
agricultura y la minería, como lo sostuvo paradigmáticamente hace más de 200
años Alexander Hamilton, el primer secretario de Hacienda de los Estados Unidos, cuando fundamentó las
políticas de protección industrial que
hicieron grande a dicho país.
22.08.19
A NUESTROS CAPITALISTAS NATIVOS Y FORÁNEOS Y A SUS ENTUSIASTAS DEFENSORES, SÓLO Y ÚNICAMENTE, LES INTERESA SUS INVERSIONES Y SUS PIGÜES GANANCIAS. LA VIDA(HUMANA, ANIMAL Y VEGETAL), AMBIENTE, AGUA LES INTERESA POCO. Y HABLANDO DE MINERÍA :EN QUÉ LUGAR DEL PLANETA ESTÁ ACTIVIDAD CONVIVE CON AGRICULTURA, GANADERÍA, TURISMO U OTRAS, SIN CONTAMINAR?. ADEMÁS EN NUESTRO PAÍS, NO SE RESPETAN LEYES, EIA, AUTORIDADES. AMÉN QUE CORROMPE, DESTRUYE, MATA. CERRO DE PASCO, Cajamarca, ETC SON EJEMPLOS VIVOS DE LO QUE DECIMOS. DE AHÍ QUE LAS PROTESTAS SON LEGÍTIMAS. PUGNEMOS POR ACTIVIDADES EXTRACTIVAS QUE RESPETEN LEYES, LA VIDA Y LA NATURALEZA. SINO ES ASÍ, JAMÁS HABRÁ CONVIVENCIA. ASÍ DE SIMPLE Y FRANCO.
ResponderEliminarTu punto de vista representa a una buena parte del pensamiento de la población; pero tengo una diferencia, pues creo que no podemos cancelar la minería y quedarnos sin fuentes de ingresos de divisas para el país. Lo que ocurre que la minería no trae prosperidad directa a la gran mayoría de la población. Por ello necesitamos industrializarnos. Ademas, el punto de vista ecologico es bueno e importante, mientras no caigamos en el fundamentalismo ecologista que es malthusiano y antihumano por excelencia, que es fundamentalismo ecologista y supuestamente anticapitalista en que ha caido casi toda la "izquierda" .... Saludos cordiales
ResponderEliminar