Que los dos principales socios
comerciales de una región entren en conflicto en escalada es ya una pésima
noticia; pero que lo hagan en medio de la peor crisis sanitaria y económica es
un desastre completo.
En el caso del Perú, desde 2010,
en que se firma el TLC Perú China, hasta 2018, las exportaciones a ese país
aumentaron en 148%, y un crecimiento promedio anual del 11.8%. Según el gremio
exportador COMEX
PERU, desde 2011, año en el que China desplazó a EE.UU. como primer destino
de exportación peruano, los envíos a este país han mantenido un crecimiento
sostenido. Para 2018, las exportaciones peruanas hacia este mercado sumaron un
total de US$ 13,234 millones, un 14.1% más con respecto al año anterior. Así, China
se posicionó como el principal destino de nuestras exportaciones, con un 28% de
los envíos, por encima de países como EE.UU. (17%) y Suiza (5%).
Y esto aún en un contexto de
desinversión y brecha creciente en infraestructura.
En la situación COVID 19, los
organismos internacionales auguran un crecimiento negativo de entre 4.5 y 12%
para la región, igual que nuestros principales mercados de Estados Unidos y la
Unión Europea, siendo China la única economía capaz de mostrar un crecimiento
aunque muy leve. En su papel de locomotora económica mundial y su potencial
para colaborar a una nueva globalización (Una
Franja Una Ruta) y un nuevo sistema mundial de sanidad global, China puede
ser como hasta ahora muy confiable para todos sus socios globalmente.
Por ello, es una noticia
realmente luctuosa los insensatos ataques de la administración norteamericana
contra China, en especial de Mike Pompeo, pese a la buena relación que en un
comienzo mostraron los presidentes Trump y Xi. Un escalamiento de este
enfrentamiento sólo significará a no dudarlo el incremento trágico de la
pobreza en todos nuestros países, con millones de vidas en riesgo.
Como admiradores de la república
norteamericana fundada por Washington, experiencia crucial para la Humanidad, y
del sistema americano de economía política, de Alexander Hamilton, Henry y
Mathew Carey, Abraham Lincoln y F.D. Roosevelt, deploramos este grave desvío a
la tradición norteamericana de una diplomacia prudente. Hacemos votos para que las grandes naciones, como EE.UU.,
Rusia y China, principalmente, hagan realidad una cita cumbre para evitar los
peores riesgos de una guerra termonuclear, como lo ha propuesto el presidente
ruso Vladimir Putin. Unimos la nuestra al coro internacional de voces a que ha invitado el Instituto Schiller, para
promover esta Cumbre por la Paz.
Que así sea.
07.08.2020
Muy buen comentario. Es tiempo de cooperación y no de confrontación.
ResponderEliminarEn efecto, tiempo de cooperación, la confrontación es sumamente peligrosa en este contexto .... Saludos
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