Al menos desde los aportes de Santiago Antúnez de Mayolo, la ingeniería peruana
conoce el inmenso potencial hidroeléctrico del rio Marañón, que atraviesa
potentemente los Andes, en los departamentos de Cajamarca, Amazonas, Huánuco,
Ancash y La Libertad, generando caídas de agua capaces de mover consecutivamente
“cascadas de hidroeléctricas”. En especial, la Central de Pongo de Manseriche
era la preferida de Antúnez, en cuyo concepto esta gigantesca proyecto energizaría
el desarrollo en el marco del ferrocarril trasandino propuesto por el en la
ruta similar a la del proyecto transcontinental.
El 25 de abril de 2011, el gobierno peruano declaró de interés nacional
el “Proyecto
Marañón”, que implicaba construir en 40 años 20 centrales por un total de más
de 12,400 megawats, 12 veces de capacidad de la mayor central peruana, proyecto
también de Antúnez, el Mantaro. Al proyecto se añadiría asimismo la construcción
de un transvase de las aguas del Marañón al rio Santa, con un túnel trasandino
de 42 kilómetros, para mejorar el riego de 3 millones de hectáreas.
Las centrales hidroeléctricas consideradas en
el Proyecto Marañón serían:
Central proyectada
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Capacidad de generación (Mw)
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Vizcarra
|
140
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Llata 1
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210
|
Llata 2
|
200
|
Puchca
|
140
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Yanamayo
|
160
|
Pulpería
|
220
|
Rupac
|
300
|
San Pablo
|
390
|
Patas 1
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320
|
Patas 2
|
240
|
Chusgón
|
240
|
Bolívar
|
290
|
Balsas
|
350
|
Santa Rosa
|
340
|
Yangas
|
330
|
Pión
|
350 ,
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Cumba
|
410
|
Rentema
|
1,500
|
Escurrebraga
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1,800
|
Manseriche
|
4,500
|
Total
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12430
|
El Proyecto se enmarcaba en el Acuerdo Energético Perú Brasil, de 2008,
y el camino propuesto era la entrega de las concesiones a las empresas brasileñas,
para la ejecución de los proyectos y la exportación a Brasil de la energía generada,
que rendirían
US$ 6,000 millones anuales, en su conjunto, y al cabo de su construcción.
Desde 2011, el gobierno peruano fue concesionando hasta 4 proyectos
componentes del grupo de 20, (algunos cambiaron de nombre probablemente por
variaciones de localización), en general los más pequeños, a la empresa
brasileña Odebrecht, con los nombres de Chadin II, Veracruz, Rio Grande I y II.
Pero se erigió una alianza de ONGs opuestas al proyecto, en la que destaca la
Rainforest Foundation del Reino Unido y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental,
que fueron claves para que una comisión del Congreso opinase en contra del
conjunto de Proyectos.
Odebrecht, inmersa también en sus investigaciones en su país, suspendió
hace un año las obras del proyecto, y hasta la fecha no hay mas noticias.
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