Emblemático por varias décadas,
desde los años 60 las Empresas Eléctricas Asociadas, empresa de capitales
peruanos privados, que abastecía de energía eléctrica a Lima, había ya planeado
la expansión del sistema eléctrico de la Central Hidroeléctrica del Mantaro,
con una nueva Central, que debería captar las aguas del río del mismo nombre,
llamada la Central Hidroeléctrica Sheque – Mantaro, de 600 MW., cerca al 60%
del aporte de la mayor central peruana ya mencionada.
En los años 70, este proyecto fué
retomado por la ya empresa pública Electroperú, contemplando el
trasvase de las aguas del Mantaro, su conducción por un túnel trasandino de una
14 kilómetros, y su embalse en el sitio de Marcapomacocha, sirviendo las aguas además de mover las
turbinas de generación hidroeléctrica, en el incremento del abasto de agua a
Lima. Los proyectos de ingeniería la desarrolló un consorcio suizo, pero no
tuvo el financiamiento esperado.
En 1982, con el segundo gobierno
del presidente Fernando Belaunde Terry, se iniciaron las obras bajo el
liderazgo de la empresa pública de saneamiento SEDAPAL, pero en el contexto de la
crisis de la deuda digitada por Londres y Wall Street con la subida de los
tipos de interés y la consiguiente sequía de préstamos internacionales, y las
consiguientes políticas de austeridad
del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial “opinó” al respecto
del proyecto que más barato era financiar la perforación de pozos de agua en
Lima.
Como consecuencia, se formularon
dos proyectos sustitutivos, Marca I y Marca II, de los cuales sólo se hizo el
primero, y sin el componente energético, igual que en Olmos.
Hoy, la ciudad, ubicada en un
desierto, sufre nuevamente de escasez
del líquido elemento para sus más de 10 millones de habitantes. Sheque –
Mantaro contemplaba la derivación de 16m.3/seg. y,
una vez concluido, 35m.3/seg., con lo que Lima tendría de sobra para satisfacer
sus necesidades.
Y la industria peruana sufre las
consecuencias de los sobre costos eléctricos, y un abasto eléctrico limitado a
amplios sectores populares urbanos (los “conos”), pese a que Perú es el segundo país de la subregión en potencial hidroeléctrico..
Toda una constelación de
proyectos – como las hidroeléctricas del Marañón, la conexión ferroviaria
bioceánica, el mega puerto de Bayóvar -- que deberán ejecutarse para convertir al Perú
en un propulsor energético, hidráulico y logístico para esta parte de
Sudamérica.
11.3.19
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