El 10 de mayo de 1869, hace 148
años, los Estados Unidos logran completar su Ferrocarril Transcontinental, el
Union Pacific, la gran hazaña tecnológica dl siglo XIX, y al hacerlo, completan su conexión bioceánica
Atlántico – Pacifico, de costa a costa, clave para el des bordante desarrollo económico
de un país que se constituyó por largas décadas como la mayor economía industrial
del mundo. Ese mismo año, en el sur, el presidente
peruano José Balta inagura las obras del Ferrocarril Central, desde Lima, para
unir el Pacifico con el Centro del Perú, y luego, conectarse el con Amazonas.
El ferrocarril fué resultado de
décadas de campañas ciudadanas para extender los corredores
de desarrollo a lo largo de todo Estados
Unidos, iniciados en el este, con los corredores multimodales ferroviario –
fluviales en la zona de noreste, con centro en el puerto de Nueva York, desde
inicios del siglo XIX. Fue la gran obra del presidente Abraham Lincoln, completada
2 años después de su muerte. Los Estados Unidos, con un enfoque económico que
el gran economista alemán Federico List nominó el “sistema americano de economíapolítica”, con un activo dirigismo estatal proteccionista, contrario al modelo
de Adam Smith, se convierten en el modelo de las naciones modernas, como la
Alemania de Bismarck, la Japón de la Restauración Meiji, la Rusia del conde Serguei
Whitte. En Sudamérica, inspiró a los mejores estadistas mercantilistas americanistas,
como los asesinados presidentes José Balta
Manuel Pardo,
y su ansiada conexión bioceánica truncada, el Ferrocarril Central, que jamás alcanzó al rio Amazonas.
Casi 150 años después, Sudamérica
continua, desintegrada y subdesarrollada, con sus recursos inexplotados; la conexión
bioceánica ferroviaria, planteada históricamente hace 150 años, ahora con el
nombre de Ferrovía Transcontinental Brasil Perú, FETAB,
entre otros proyectos, duerme aun el sueño de justos. Pero no por mucho tiempo.
25/08/17
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